
Un viaje por la botánica del sur del mundo
Durante los últimos años hemos realizado una gran cantidad de viajes por la Patagonia explorando su flora, sus aromas y sus historias. Muchas de estas experiencias las realizamos con Don Pangui, sabio botánico del Neuquén, quien nos acompañó compartiendo sus saberes del sur profundo.
Aquí compartimos algunas de esas historias y conocimientos que nos han servido de inspiración en la creación de nuestras fragancias.
Esta invitación a explorar la botánica del sur del mundo es también un llamado a cuidar la biodiversidad en nuestra tierra, ya que este es el único camino posible para la vida.
Caminos de Yakeñ
La Adesmia Boronioides o Paramela era llamada "Yakeñ" por los pueblos originarios quienes la usaban con fines medicinales.
Tiene uno de los aromas más dulces y femeninos de la Patagonia, pero a la vez notas ásperas y silvestres; resumiendo así la esencia de la Patagonia pura: salvaje y amable al unísono.
Crece en toda la precordillera Andina a lo largo de los bosques subantárticos.


Se la puede ver tímida y opaca al costado de los caminos aunque en diciembre cuando ocurre su floración, genera una verdadera maravilla cromática con sus pequeñas flores amarillas contrastando sus hojas verdes alargadas y resinosas.
Se la quema para perfumar y limpiar las casas de malos espíritus.

Los Senecios de la Patagonia
Senecio en latín significa "anciano" y hace referencia a los rasgos blanquecinos o ceniza de ciertos ejemplares que recuerdan a la cabeza de un ser mayor.
Hay especies esparcidas por todo el mundo y 120 de ellas habitan en la Patagonia.


Se agrupan en pequeñas o grandes poblaciones, aunque los hemos visto crecer en soledad en las cercanías del Lago Grey en el extremo sur de Chile.
Su aroma va desde lo más agreste y herbáceo a lo dulce. No solo cada especie tiene características aromáticas distintas, sino que, dentro de las mismas especies el aroma puede cambiar por región, época del año o porque la naturaleza así lo dispone, haciendo cada planta inclasificable y única, al igual que cada ser humano.

Los árboles del último confín
Nothofagus, que significa falsa Haya, son las principales especies de los bosques subantárticos de Tierra del Fuego.
Los Coihues de Magallanes (Nothofagus betuloides), las Lengas (Nothofagus pumilio) y los Ñires (Nothofagus antarctica) crean increíbles figuras resistiendo los vientos helados. Muchos los denominan árboles bandera.


En estos árboles se pueden encontrar varios tipos de hongos, los cuales fueron de mucha importancia en la alimentación de los pueblos Patagónicos.
Asimismo, estos bosques son el hábitat de La Barba de Viejo (Usnea Barbata), un liquen que crece en estos bosques. Es tan sensible a la contaminación y al paso del hombre, que es el mejor indicador de un lugar con aire puro.

Espinas perfumadas
El Mulinum Spinosum o Neneo es una planta espinosa muy aromática que crece en toda la Patagonia.
Los Aonikenk o Tehuelches en su trashumancia por las planicies del sur, conocieron esta planta y usaban la raíz o las hojas como medicina. También, debido a sus resinas y aceites, el Neneo era utilizado para hacer señales de humo.
Su aroma verde y penetrante suele variar por cada región y régimen de lluvia.


En uno de nuestros viajes la infinita estepa de Santa Cruz nos brindó una hermosa sorpresa: un grupo de Anarthrophyllum desideratum o Neneos Macho florecidos en rojo fuego e iluminando un monocromático mar de Coirones.

El legado de Gondwana
La mayoría de las especies de la Patagonia son hijas de Gondwana, el continente perdido que unía a Sudamérica con la Antártida, África y Australia hace 200 millones de años.
Cada planta contiene en su ADN esa rica simbiosis de evolución e historia.


Don Pangui nos contó que antiguamente, en algunos parajes del Neuquén profundo, la Acantholippia Seriphioides o Tomillo andino era usado como perfume. La técnica de uso consistía en frotarse en el cuerpo los tallos granulados y aceitosos. Vivir ese ritual es una experiencia aromática maravillosa.
